Alberto Tundidor, Licenciado en Diseño Gráfico, Multimedia y Publicidad por Barrington University y Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid. Miembro de la Asociación Profesional de Historiadores del Arte (APROHA), miembro de la Asociación de Castilla y León de Críticos de Arte (ACYLCA) y de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).

Editor de la revista universitaria Read&Made y de TB Monografías Culturales, así como docente de Proyectos de Diseño Gráfico de la Escuela Superior de Diseño de Valladolid.

En esta exposición, bajo el pseudónimo de ARTHEO, ‘pasa al otro lado’. De comisariar exposiciones , valorarlas y auditarlas, promocionar artistas e, incluso, en algunas ocasiones ser mero observador, se convierte en lo que algunos llaman ‘artista’, expresión que no le gusta como tal, prefiriendo ser considerado como creador de ‘corazas superficiales’ desde modelos reales, utilizando tecnologías de escaneado, modelado e impresión 3D.

Su obsesión por la representación del tiempo, unida a la de la parte observable de los modelos y sus conocimientos de técnicas básicas de expresión artística 3D, le llevaron a crear esta serie de esculturas y altorrelieves que se exponen en la sala de CEARCAL.

Corazas supone la primera muestra expositiva de un artista que enmarca su obra en un ámbito puramente tecnológico. A pesar de haber comenzado su carrera como artista hace relativamente poco, su obra parece reflejar otra realidad. Su práctica escultórica responde al concepto de deconstruir para reconstruir, y la coraza es una mera excusa para crear todo un imaginario de figuras, poses y voluntades que sirven como punto de partida para que el artista escanee a sus modelos y estos prototipos se materialicen después en esculturas mediante impresión 3D.

Sophie Kahn es quizás uno de los mayores focos de inspiración de Artheo. Su obra, al igual que las esculturas de la artista australiana, se nutre de la imperfección y los registros de lo incompleto dando lugar a un conjunto fragmentado de esculturas enmarcado en un espacio negativo muy sugerente abierto a muchas interpretaciones por parte del espectador.

Los cuerpos se alteran y se reinterpretan sumergidos en un nuevo contexto postfotográfico en el que los fallos que pueda producir la tecnología se convierten en los aliados del artista. El proceso de deconstrucción extrae la vida de los cuerpos reduciéndolos a conceptos que abrazan la fragmentación por encima de la totalidad y la fluidez sobre la lineabilidad, generando así una filosofía estética muy interesante.

Los filtros tecnológicos convierten estas imágenes en una especie de portales imperecederos que revelan nuestra limitada existencia como seres humanos, desobedeciendo un poco el propósito inicial para el que fueron creadas, la investigación teórica de la modelización 3D.